SERVICIO DE PREPAGO
El conductor del taxiuber hizo alto en la dirección estipulada. “¡Un momento, ahora vuelvo!”, indicó la pasajera (que había pagado, viaje de regreso). La notó alterada: tocó el timbre de la casa número 14. Salió la dueña; observó que discutían fuerte, pasando a los golpes. Rodaron al piso. Quiso bajar a separarlas, en eso, apareció el esposo, apartándolas a duras penas. Con la ropa estropeada, abrió la puerta del carro: Vámonos. “¡Me voy contigo!”, gritó desesperado el esposo. ¡Quédate con esa p…! ¡Salte, quítate, vete! Forcejearon.
Logró introducirse, acomodándose como pudo. (Comenzó la escaramuza verbal.) El conductor, paralizado; mas viendo que la dueña de la casa se acercaba, optó por irse de regreso. Sin recibir contraorden, y ya vivamente interesado, oía: ¡Eres un hijo de tal por cual! “¡Pero me voy contigo!” ¡Ni creas! “Contigo y sólo contigo”, al tiempo que le plantaba un beso. Al final, descendieron muy abrazados y melosos. El conductor, moviendo la cabeza, tomó su ruta haciendo alarde de conocedor: ¡Típico!, pronunció.
-José Alfredo Torres-